El trabajo productivo esta íntimamente asociado al desarrollo del ser humano. Las condiciones para garantizar la subsistencia han variado con el paso de los años perfeccionando una cultura y una tecnología que se asientan (aunque por momentos lo olvidemos) en los instintos del primate original.
Las desigualdades entre trabajo intelectual y manual que individuos de la misma especie soportan son inherentes a todas las épocas históricas y responden a la capacidad de unos y otros para especializarse. En nuestra sociedad la división del trabajo se ha profesionalizado hasta el extremo de considerar que la especialidad se sustenta, además de la formación, también en la capacidad de empatía que el individuo es puede desplegar en el trabajo a realizar.
“...El contenido y el carácter del trabajo y las oportunidades de ascenso y desarrollo vinculadas al puesto de trabajo han superado ya (...), al nivel salarial en cuanto importancia motivadora; y cuanto más cualificadas son las personas en cuestión, tanto más marcada es esta tendencia...”(1). Surge a nuestro juicio en diferentes capas de la población una discusión sobre si los ascensos deben responder a un modelo de concurrencia competitiva o ser parte de una piadosa corrección burocrática. Aparecen muchos ejemplos en nuestros días, podríamos citar la política del Gobierno socialista de Rodriguez Zapatero en España.(2).
Entendemos por rivalidad mercantil aquella en que las diferentes especializaciones se someten a las leyes del mercado, quien actua asignando los recursos. Este toma y daca soporta los diferentes cambios: tecnológicos, formativos, de tipología psicológica, de coste y escasez, de movilidad espacial.
El modelo de rivalidad burocrática (vigente en casi todo el sector publico) coordina la asignación de recursos sin la participación de los individuos y la rentabilidad u objetivos no suponen cambios en el status de los participes. La creatividad e iniciativas ceden terreno ante un cuerpo de funcionarios cuyo objetivo es mantener un bajo rendimiento a largo plazo. Para citar un ejemplo: la demanda de una visita con el especialista en la Seguridad Social española es de tres meses y la lista de espera quirúrgica es de 8 meses. Es de observar que los diferentes funcionarios cumplirán estos ritmos con fría exactitud. Si alguien les interroga por que lo hacen, su respuesta será invariablemente la misma -falta de presupuesto-, ¡sin razonar que la falta de recursos responde a su baja productividad por paciente!.
Otro aspecto a considerar es el Trabajo Creativo, en nuestra sociedad este se halla sometido al criterio de escasez. La competencia por adjudicarse los trabajos que favorecen el autodesarrollo imprime una característica en la división del trabajo. La globalización esta produciendo un giro brutal en los trabajadores de “cuello blanco” transfiriendo hacia China e India, no solo las actividades de menor valor añadido sino aquellas que afectan a los servicios de atención y gestión de las empresas.(3)
Esto nos lleva a considerar que la concurrencia burocrática carece de estímulos. Inclusive observamos que los individuos son renuentes ha hacerse cargo de cualquier tipo de responsabilidad, aunque se hallen preparados para ello. ¿Qué ventajas podrían obtener al modificar su productividad?. Tal vez, un mínimo aumento, responsabilidades mayores, más horas de trabajo, etc.
En otro ámbito la concurrencia mercantil plantea desafíos, estímulos derivados de la producción por persona, calidad en la atención al publico, salarios por objetivos, inestabilidad y cambio laboral, periodos de formación, etc.
¿Lo anterior nos plantea un dilema de ingeniería social?. ¿Son estos argumentos Neocons?. ¿Debemos situarnos a la defensiva siguiendo las políticas de las Trade Unions?.
Un punto de partida es establecer que la globalización esta trasladando actividades y debido a ello corremos el riesgo de quedarnos en Europa con un Estado sobredimensionado, con valores donde predominan los criterios de competencia burocrática.
Seria necesario reformar el sector publico para evitar el desequilibrio que se anuncia.
Citare algunos ejemplos:
Establecer una tasa de productividad independiente para el sector publico que se incremente de manera razonable en el medio plazo.
Incrementar la movilidad interdepartamental dentro del sector.
Reducir las tareas improductivas y reasignar los recursos a la atención y servicio de tareas de más valor añadido.
Introducir en la selección de personal la rivalidad mercantil, sustituyendo la contratación por oposiciones.
Aumentar la formación y externalizar algunas actividades.
“...Los hombres aspiran precisamente a optimizar sus campos de actividad en relación con los grados de libertad de su propia conducta...”(4).
Es preciso liberar los recursos humanos adormecidos del sector publico introduciendo mayor libertad en las decisiones de los miembros que lo componen. La economía del saber representa una oportunidad para las sociedades de capitalismo maduro, pero necesariamente presupone una reforma del sector publico, transformando la mera gestión estatal a una de producción de servicios de mayor valor añadido.
(1)La Alternativa. Rudolf Bahro. Pag. 245. Año 1979
(2)La cuota del 50 % de ministros y ministras en el que ingenuamente profesa dicho gobierno.
(3)La Mondragón Corporación Cooperativa, pequeño gigante con sede en el Pais Vasco (facturación de 6.000 millones de Euros), en el periodo 1994/2004 ha creado 6000 puestos de trabajo en España y 7000 en el exterior (de ellos 1000 en China), pero tiene previsto crear en dicho país 12 fabricas hasta 2008.
(1)La Alternativa. Rudolf Bahro. Pag. 245. Año 1979