Al despertar, recordé que el Indiano se había despedido de madrugada, me levanté y me vestí yendo hasta el obrador. Levanté el cuerpo de mi padre, estaba encogido, le arrastré y le deposité en una cama. Regresé al sitio y abrí la ventana, el aire disipó aquella extraña nube azul que se fue elevando. Abrí la puerta del patio, cogí un cubo y lo llené con agua de la pica. Eché con fuerza en el suelo, intentando limpiar un pringue extraño que lo cubría todo. Cerré las puertas y ventanas y llamé a la casa de entierro. Trajeron un cajón sobrio, le pusieron dentro. Le habían vestido con un traje negro. Me preguntaron si haría velatorio. Respondí con desgana que no era necesario, le hicieron una misa allí mismo y le llevamos hasta el cementerio. Deseaba enterrarle en el panteón de familiar. En un lateral unas letras doradas ponían Salvat El Grande. Los pocos familiares sé marcharon enseguida. Me había quedado solo, rodeado de aquellos cofres que barruntaban humedad y varias generaciones. Comencé a reflexionar respecto a mi familia. Los últimos años solo quedábamos dos Salvat (el Mediano y el Pequeño). Mi madre había fallecido en accidente. En estos últimos años mi padre y yo nos habíamos aislado. A mis amigos casi no los veía. Él hacia tiempo que solo se preocupaba de la fábrica y de la Luz. Esto no podía continuar así, era el momento de vender todo e iniciar una nueva vida. Por mi parte solo cumpliría el compromiso referente a los Salvat. Sentí un ruido a mis espaldas, ¿alguien estaba allí?. Me di vuelta, era el Indiano que asomaba por la entrada. Intente ser cortés, me dije -es el pasado de tu padre-. Le pregunté: _¿Qué rescataría Ud. de la figura de Él?. Se sorprendió, extrajo de sus bolsillos un libro y me lo entregó. Al cogerlo vi su titulo: "los Diálogos de Platón". Decidimos salir del panteón y caminar hasta la calle. Mientras dejábamos el cementerio, Él comenzó a hablar: _Con su padre he recorrido el pasado y el futuro. El poseía la virtud de absorber el conocimiento y transformarlo en algo opaco. Luego en las reuniones, era capaz de poner aquel saber que le abrumaba en movimiento. Él vivía angustiado por el presente, nunca había podido liberarse de su sino personal. _¿A que se refiere al decir “su sino”?. _El era la Mirada de A -contestó.
Habíamos llegado al portón de salida, la cancela estaba abierta. Estreché su mano, se puso su sombrero. Llevaba un traje cruzado verde oscuro, calzaba zapatos negros, llevaba corbata gris tenue. Él Indiano comenzó a caminar en dirección a su coche. Mientras se alejaba no podía menos que pensar en este hombre, tan enigmático y ágil, que había luchado tantos años con la personalidad de mi padre, tan sufrida, visceral, siempre desgarrada entre sus convicciones y el deber. Entre el saber que acumulaba y su obediencia al silencio. Si hasta el nombre -la Mirada de... conque el Indiano le había bautizado- era hasta definitivo para explicar su vida. Metí las manos en los bolsillos y busqué deliberadamente en la negrura y ausencia , como si fuese posible encontrar algo que colmase mi vacío. Un anillo de oro se enganchó en mi dedo anular, moví los dedos para que encajara, saque la mano, era inexplicable. ¿Qué hacia aquello allí?. En su partel frontal llevaba grabado unos extraños símbolos: . Esta noche me despedía de la ciudad, entre en el hotel, me entregaron en recepción un mensaje, Decía: "Ella te espera en la Barceloneta" y había una dirección. Miré el reloj, -eran las cuatro de la madrugada- volví sobre mis pasos y al salir fuera caminé un poco hasta encontrar un taxi. Le pedí me llevase hasta la calle de la dirección sospechosa. Me dejó en una plaza, había una iglesia que dominaba el centro del cuadrado imaginario. Atravesé aquel espacio abierto hasta salir por una calle más amplia, a unos 20 metros sobre mano derecha estaba el numero 9. El edificio tenía en el primer piso unas terrazas que se asomaban a la acera. El portal estaba cerrado, caminé por los alrededores un poco desconcertado, algunos bares ya cerraban. Era este un barrio de marineros, cada manzana tenía un sereno, pregunté en un bar por el que le correspondía a esa calle y me señalaron un personaje que dormitaba sobre una mesa. Le zarandee y de su boca salió un escupitajo que dio en la pared. Me inventé una historia para convencerle. Se puso en pie, salimos del local y nos detuvimos frente al portal. Extrajo una llave pesada de 40 ctms de largo que al girar hizo un ruido infernal. La puerta pequeña del portalón se abrió de par en par, le di una propina. Al entrar él cerró la puerta detrás mío. ¡Que coño!. ¡Estaba todo tan oscuro que no veía nada!. Tocando la pared tropecé con el primer escalón. Subí toscamente hasta el tercer piso. En el rellano logré encontrar una puerta, ¿tal vez marrón?. ¿Qué hacer?. ¿Quién me empujaba a entrar en ese escondrijo?. Golpeé tres veces con los nudillos. Pasaron unos segundos eternos. La puerta chirrío y la abrieron lentamente, apareció una mujer con una vela. Vestía un camisón blanco, el cabello lo llevaba recogido, los labios dejaban ver dientes claros y firmes. ¿Era ella la que había visto antenoche con Salvat?. ¿Era la misma anunciada por el mayordomo de Ludovico?. Su camisón entreabierto a la altura de los senos despertó mi sensualidad. Los 28 años que aparentaba excitaban. Con un gesto me indicó que entrase. El piso era pequeño, apareció una sala desordenada, una mesa, una cama, un estrecho balcón. Me senté en una esquina de la cama. La atmósfera interior estaba cargada. Ella encendió una pequeña lampara. ¡Que ridículo me sentía!. ¿Como debía presentarme?. Me invitó a un café -lo acepté- entró en la cocina y regresó al poco rato. Al ofrecerme la taza se inclinó, por una abertura estrecha de su ropa vi sus senos blancos, suaves. ¡Que locura!. Se sentó a mi lado y dijo: _Soy la abuela de Arturo P. ¿Abuela?. ¡Esto no se lo cree nadie!.
_Le he preparado para que sea capaz de cumplir su misión, El esta listo, solo desea saber cuando conocerá al hombre rata.
_¿En que puedo ayudarle? -le pregunté. ¡Vamos! Aquella situación era tan ridícula que esperaba Ella aclarase el enredo. -Mi edad no es la que represento. “Vaya, con lo buena que está se me ocurrió pensar”.
_Debo regresar al tiempo en que vivía y algo me lo impide. Mientras –prosiguió- esto no ocurra, no será posible el contacto.
_¿Conoce quien se lo impide? –se me ocurrió preguntar, tratando de escapar de mi colosal despiste.
_Si -afirmó Ella. Cuando duermo aparece en mis pies un Pez de Ojos Verdes.
_¡Anapsilon!... -exclamé.
_¿Quién? –preguntó ella.
_Es el que impide se cumpla la profecía y se reconstruya la Atlántida.
_¿Qué podemos hacer?, preguntó con cierto ademan de querer participar. Recordé la pipa de Viracocha. ¿Tal vez sirviese?. Pero, ¿yo debería acompañarle?. ¿Y si luego no era capaz de regresar?. Debía meditar. Debía preparar el viaje. Me puse de pie y antes de marcharme le dije:
_Mañana por la noche regresaré, juntos intentaremos ir hacia atrás en el tiempo en busca de aquel momento. Ella asintió, se levantó y me acompañó hasta la puerta. Era bellísima, me resistía aún a mirarle en la semipenumbra de la escalera. Nos despedimos. Comencé a bajar. Dormí agitado las horas que me quedaban.
Desperté al mediodía. Al ir a desayunar me entregaron un mensaje de Ludovico. Decía:
"El sueño hipnótico que realizarás estará precedido por un gran peligro. Temo por tu vida. Recuerda que siempre debes guiar tu aventura hacia Turquía. Cualquier camino diferente se antoja a trampa".
De poco me ayudaba el escrito. Era yo quien debía subirme al carro y no El. Regresé a la Habitación. Intente repasar mis viajes anteriores. ¿Cual había sido el más largo?. Tal vez la Rusia de 1938. Esta mujer sería de poca ayuda. Cerca de las 12 de la noche llegué al numero 9, el portalón estaba entreabierto, subí a empujones por los estrechos y empinado escalones hasta la tercera planta. Apareció frente a mi la puerta marrón. Deseaba desandar el camino, golpeé y espere unos aquellos minutos parcos antes de la aventura. Ella abrió, vestía un traje gris. Su cuerpo no era tan tentador como anoche. Sonreía, atravesamos el umbral hasta dar con la sala. Yo pensé: ¿nos ponemos de pie o sentados?. Opté por lo segundo sujetando una de las sillas. Cogí la pipa, la llené de tabaco y la encendí. No pasaba nada. ¡Esto es una mierda! -pensé. Aproveché para preguntarle hacia donde debíamos ir –Turquia fue su respuesta. La tierra se abrió bajo nuestros pies y caímos por un profundo foso. Un viento fuerte nos batía de lado y un ruido ensordecedor presionaba los tímpanos. Fuimos a dar en una barca estrecha que volaba y dividía en dos un cielo azul. De un lado –observe- que el ruido partía de unas caras angulosas que soplaban para desplazarnos de la trayectoria. Sostenía la pipa entre mis manos con su boca hacia arriba y de ella salía un liquido verde mojando todo a su paso. Ella iba transformandose, se desgarraba, sus facciones envejecían, su carne se despegaba a trozos arrastrando consigo el vestido que se rompía. ¡No sabia que hacer!. Recordaba el consejo de la Mirada e impulsaba con más fuerza el viaje. Nos acercábamos a una montaña ocre, rodeada de nubes, desde su cumbre un río de lava saltaba destrozando todo a su paso. Al acercarnos a la cima descendimos adentrándonos en aquel infierno de humo y fuego. El calor derretía mi ropas. Me estaba quemando, unas enormes llagas crecían y el asco del azufre me asfixiaba. Seguíamos descendiendo, Ella se había convertido en un esqueleto inmóvil. Aquello se acelero otra vez. Me desmayé o quizás se terminó mi vida. Había decidido dejar de resistir. Entre en el no-tiempo. Ella se había evaporado en un humo azulado. ¿Dónde estaba?. No existían limites. Pensaba en mi existencia y está se apartaba de mi y me contemplaba. Las dimensiones del espíritu se desdoblaban. ¿Debía regresar?. Intenté consultar con la Mirada y está se desdoblo en mil partes, solo dije:
_DIME.
Sus partículas se agruparon y señalaron una salida. Me dirigí hacia adelante, allí el viento soplaba con mas intensidad. Enfoqué mi pipa y la velocidad se aceleró, al tocar las ultimas nubes un estallido me expulsó violentamente contra una cama. Mi cabeza dio en la pared, un corte en la frente comenzó a sangrar. Estuve en esa postura varias horas, cuando pude incorporarme, fui hasta el lavabo, me lavé la cara. La herida se había cerrado. En el espejo se reflejo la imagen de Ella que sonreía. Me miré la ropa que estaba destrozada. ¿Cómo entrar en el hotel en esas condiciones?. Además mis ojos estaban hinchados y el corte inflamado y purulento. Intenté desinfectarme con una colonia antigua. Fui hasta la sala y abrí el armario, cogí una camisa, todas parecían de talla de niño de diez años. Empuje con fuerza para ponerme una. Bajé hasta la calle, era temprano, el barrio comenzaba a animarse. No llevaba dinero, caminé hasta el hotel. Al entrar pedí la llave de mi habitación, quién me lo entrego estaba atónito, -pensé, es normal con esta cara y esta camisa. Cogí la llave y al girarme vi el calendario que colgaba en la pared. Aparecía Enero de 1952. Le pregunté al recepcionista si aquella fecha estaba bien:
-Si, ¿porque lo pregunta?.
_Por nada, gracias. ¡Cojones!. La Mirada me la había jugado de nuevo con el tiempo. Entre a la habitación, todo estaba en su sitio. En la mesilla de noche un billete de avión para Buenos Aires marcaba la salida para dentro de tres horas. Cogí el teléfono, solicite me preparasen la cuenta. Me respondieron que estaba todo pagado. No quise preguntar, me imaginaba de quien venia aquello. ¡Habían pasado siete años!. El sueño me había robado un tiempo precioso, estaba cabreado, al ver a Ludovico esta vez se iba a enterar... Si hubiese sabido esto no habría aceptado acompañar a esa mujer. ¿Y Ella?. ¿Qué seria de su vida?. ¿Y del banco?. Fui hasta el lavabo, me mire al espejo no tenia ninguna cana, parecía que había invernado . Debía regresar, tenia deseos de retomar mi actividad. Me sentía arrepentido de haber aceptado esta misión. Me han enviado un libro. ¿Habrá llegado el momento esperado?. Al abrirle, veo que sus hojas son de color marrón, está escrito en gótico antiguo, a las letras le rodean unas cenefas verdes, azules y marrones. Las esquinas se entrelazan con las que vienen desde los lados. En su parte izquierda posee tres redondas sucesivas separadas por muy poco espacio. Dentro de la primera aparecen tres sabios vestidos con túnicas de color rojo el primero, gris y verde los siguientes. Se distinguen también porque el primero sostiene un cetro y un libro en sus manos, el segundo ofrece sus manos abiertas y el tercero un libro. La siguiente redonda lleva en su interior un cajón abierto y dentro de él duerme un sabio de barba y túnica y cofia roja. Sus manos salen hacia fuera entrelazadas entre si. La última incluye un sabio vestido de verde y violeta que sujeta en una mano un libro y en la otra una rama de palmera. Dentro del pergamino una nota pone:
"Este es el Libro de la Vida, deberás llevarlo contigo cuando te sitúes frente a la entrada de los Atlantes". Tu cita es: “Paseo de Gracia , entre las plantas 11 y I3, allí te espera Salvat El Pequeño".
Al atravesar el portal del banco, una atmósfera señalaba el tiempo transcurrido de estos siete años. Inclusive las calles que había cruzado parecían diferentes. En todas partes las fotos pegadas de Ella y el General tapizaban las paredes. La provincia de Buenos Aires, se llamaba ahora General Peron, el nombre de las calles, hospitales, todo lo que consideraban importante llevaba ahora sus nombres. La propaganda y los carteles colgaban hasta de los sitios más insólitos. El incendio que había contemplado antes de irme, ahora se había extendido al país.
Mientras avanzaba veía al final, apoyado en la puerta de mi despacho que me esperaba Ismael. Estaba más delgado, canoso, cansado. Le abracé, echamos a llorar. Juntos abrimos la puerta, mis cosas estaban como si nada hubiera ocurrido. Le veía emocionado, por primera vez no intentó empezar a desgranar la retahíla de tareas. Me senté en mi sillón, nos miramos un momento. El hablo:
_Martín, ¡te he extrañado!. Estoy cansado, he cumplido 68 años, deseo retirarme. Ya no es posible para mi mantener este ritmo de trabajo. Hizo una pausa.Yo por el contrario me sentía físicamente Bien, tan solo mi malestar espiritual iba en aumento. A mi regreso la distancia me permitía serenarme. No contesté, preferí continuar escuchándole:
_Ella está enferma, muy grave, no se salvará. En estos años siempre te ha recordado. Siempre me ha dicho que desea le acompañes en estos últimos meses. Este hombre le ha consumido. A Ella y a nuestro querido país. Por doquier esta presente, en la prensa, en los clubes, en toda la sociedad. Su poder es sofocante. También Él sabe que su final esta cercano. Una parte del país ya conspira, la otra se enriquece mediante el robo y la corrupción. Él desea situarse más allá del bien y del mal. ¡Pobre iluso!. Hemos aprendido de que material esta formado su liderazgo. Notaba en Ismael un tono de amargura en su voz . Estaba arrepentido, no debía haberle dejado tanto tiempo solo.
_De su gobierno nos llaman a diario –prosiguió Ismael-, siempre con nuevas exigencias, siempre con nuevas leyes. Debemos hacer milagros para mantenernos entre tanta desvergüenza. El país ha pasado de la fiebre del oro a finales del año 49, a cabalgar en dirección al precipicio. Todo es una continua demanda. Han desaparecido los derechos y las obligaciones. Eleve la mano, el se freno en seco, su cara de asombro esbozo un temor, tal vez pensaba que aun era peronista. Una carcajada colapso más su desconcierto. Me puse de pie, fui hasta el poniendo la mano en su hombro, se quiso levantar, mi presión se lo impidió, solo dije:
_¡Gracias amigo!. Olvida al General. Su salsa está preparada, solo resta que el fuego aumente de calor. Cambie de tema:
_¿Podrás concertar una visita con la Mirada y con Ella?. Ismael esta vez logró levantarse. Con la mirada le pedí paciencia respecto a su retirada. Él asintió a mi ruego y se marchó. Por la tarde Ismael me confirmó la visita a Ludovico. Al llegar la hora me monte en el Dodge azul atravesando la ciudad. Durante el trayecto, las paredes eran una sucesión de carteles: ¡Peron Gobierna , Evita Dignifica!. El reparto de papeles estaba funcionando. El país vivía en carnaval. Torcí por Morón yendo a dar en su casa. Aquello se veía igual. ¡Vamos, ni siquiera una capa de pintura en tanto año!. Golpeé, se asomo su mayordomo, inclinó su cabeza hacia mi invitándome a pasar. Al entrar en la cocina, la Mirada estaba sentada en el sillón. Se giró mirándome con sus ojos esmeralda. El paso del tiempo no parecía afectarle. Hizo una mueca, ¿quizás una leve sonrisa?, mientras me invitaba a sentarme a su lado.
_Has tardado años -su observación habría el camino a mi objeción.
_Debías haberme advertido lo que significaba este viaje, le reproché. Sus ojos se desplazaron, vitales, inquietos. Un tono de cariño le delato.
_Martín en su momento te lo advertí. Esa pipa es peligrosa. Pero, -debo confesarlo- tú solo podías realizarlo. ¡Es tu deber comprender mi posición!.
_¿Y que he obtenido a cambio?. Ni siquiera he podido salvarle a Ella. Su salud empeora. ¡Cojones!. Es que no puedes intervenir...
_Martín, Ella ha aceptado quemarse en ese fuego. Tú lo sabias. ¡Te lo enseñe hace años!. Tú sentías que ese amor nunca sería posible. ¿De donde surge tu fastidio?. ¿Es que quizás proviene de tu propia impotencia?. Puedes ahora acompañarle. Estaba mencionando su final, era tarde para salvarle, para compartir mis locos deseos. Ella estaba en toda la ciudad, Peron se había ocupado de hacerla casi irreal. La Mirada leyó mis pensamientos y apunto un consejo: _No te tortures pensando así. Estás equivocado, Ella te necesita, sufre, ayúdale. De improviso sus ojos cambiaron, se licuaron. Allí veía un libro que se transportaba por los aires y una persona que le recogía. Los labios de la mirada explicaban:
“El Libro de la Vida está en su sitio, nuestro trabajo ha terminado. Eres libre de descansar, tu misión ya está cumplida”. Quise despedirme a la manera clásica , me resistia a romper un contacto tan intimo e indescriptible . Sonrío , notaba mi embarazo . Quiso homenajearme . Alzó las manos y las unió con las mías , de entre ellas surgió un anillo . Me lo entrego , lo coloque en mi dedo anular . Llevaba escrito el simbolo . Me sonreí , esta despedida no estaba en mis planes . Le dije : - ¿ Puedo hacerte una ultima pregunta ?.
_Si . - ¿ Qué significa ahora está frase ?.
- Tu mujer ( ) , recibirá ( ) , paz eterna ( ) . Que mejor regalo podía hacerme para alguien que se iba agotada . Me puse de pie , al salir me giré y miré por última vez el sillón , solo sobresalian sus cabellos blancos . El mayordomo me abrió la puerta , busqué en sus ojos alguna despedida . Sonrió . Subí a mi coche , mañana tal vez la vería .
Estaba consumida , al entrar en su habitación , la enfermera se apartó . Se había vestido para la ocasión y estaba sentada al costado de la cama . Estuve tentado de coger la pipa y marcharme con Ella . Me retuve , recorde a la Mirada,cogi sus manos y sus ojos parpadearon .Mi corazón estaba encogido .Hubiese deseado llorar y pedirle perdon por abandonarla a su suerte . Pero Ella me retuvo . Su carácter duro , acerado , me paro en seco . No quería compasión , se rebelaba ante los que la daban por acabada . Sabia ser Ella , la única capaz de frenar los desplantes . Comenzó a hablar de la situación del país , de las traiciones a El , de la corrupción , de los que medraban a su sombra . Tenía también ante mi al fetiche - ¿ A quién creer ? - . A la figura oficial , a la vigorosa política , o al ser que sufría . Busqué acercarme y cambiar de tema . Me contesto secamente :
_¡Estos años me has dejado sola ! , ¿ que esperabas de mi ? . Volví sobre mis pasos . Intente describirle mis sentimientos , mis recuerdos , mis viajes y las necesidades de mantener el secreto , de la imposibilidad de poder comunicarme . Ella terció :
_Daré mi ultimo discurso y quiero que estes presente . Con está frase cortó la entrevista . La enfermera apareció con su "la señora no se encuentra bien". ¿Puede Ud. regresar otro día ? . Ella tosió , vomitaba sangre , le acercaron una palangana para escupir . Me sentí impotente . Salí caminando por un largo pasillo a buscar mi coche . En el camino me detuve en un supermercado y compré una botella de whisky , me la bebi antes de llegar al banco .
Me ha llamado por última vez , lo presiento , mañana dará su discurso de despedida en la Plaza . Después de la anterior entrevista tan desastroza que podremos decirnos . Detuve el coche frente a la casa donde vivia . Golpeé la puerta , la enfermera la abrió , atravesamos dos salones y llegué a su cama . Esta vez no se había vestido . La besé en la frente , fría .Un olor a lilas la rodeaba . Me senté a su lado .Su mano estrecho la mia . Estuvimos un momento en silencio , nos habían dejado solos , se le notaba tranquila . - ¿ Qué necesitas ? , le pregunté . No contesto , volvi a insistir . - ¿ Qué te preocupa ? . De sus ojos comenzaron a caer lagrimas . Apreté su mano y deje descargase , sentí que estaba llegando al fondo de su vida . Martín , dijo : - Siento que me voy , ya no quiero reprocharme el porque esto ha ocurrido . ¡ Soy joven ! . Te he llamado porque deseo que mi corazón este unido al tuyo . La mire , un nudo apretaba mi garganta , era el momento de decirle : - ¡Te amo ! , siempre tu imagen me ha acompañado y quiero sepas que he luchado por cambiar el sentido de nuestras relaciones. Ahora solo deseo estar a tu lado . Su sonrisa me contagió , estuvimos juntos hasta que oscureció . Luego le trajeron la cena . La bese en la mejilla y me marche . Al llegar al coche llore desconsoladamente , estaba roto , sentía un gran odio hacia El .
Puse en marcha el coche y mientras conducia a mi costado sentado , La Mirada en silencio me acompañaba . Sus funerales oficiales fueron fastuosos , un gran retrato de Ella presidia el desfile colocado justo en el medio de la muchedumbre . El país se detuvo . el cortejo estremecido , se mecia como en una danza , primero hacia un lado , luego al otro . El carnaval oficial se mezcló con este deseo sincero y tierno del pueblo . Para muchos , el odio acumulado dio paso a la alegría . Ella , la poderosa , la cínica , la autoritaria , la trepadora , había caido prisionera , débil , de la muerte . En las paredes cerca de su casa , alguien había escrito ¡ viva el cáncer ! .
Me quise apartar del ruido , de la manipulación que El instrumento . La Mirada me buscó una casa en la montaña . Me fui hacia allí unos meses . Distante y triste , hice mis primeras vacaciones desde hacia años .
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