
no una zona muerta. Se trata de una costa muy larga, con grandes olas que empiezan en China y que llegan hasta California. Y a pesar de ello, la gente enferma por culpa de la contaminación”(2).
Aunque parezca apocalíptico, la civilización de los grandes monos a la que pertenecemos esta a punto de desaparecer. Primero serán nuestros congéneres de la selva. Luego estaremos a la expectativa de ver un océano muerto y en declive. A continuación nuestras desaladoras escupirán su alcalina carga y nuestros campos de golf ayunaran fiebre de sol y plástico. La orgullosa raza de monos no podrá esquiar porque el agua de las montañas se habrá diluido como azucarcillo triste y maloliente.
Pero, las portadas de féminas/masculinos con reflejos y cremas de botox animaran la conquista efímera de una piel tersa y estirada. Con afeites y lociones capilares esquivaran la decadencia de una sola forma posible: ¡continuar la fiesta hasta que el ron se acabe!.
En resumidas cuentas, nadie mejor describe este futuro que el comienzo del artículo citado de lo que puede ocurrir en la Costa Occidental de Florida “en un día esplendido, [una] amenaza se cierne sobre los residentes. […] Desde un punto de vista mas elevado advertimos una inmensa, monstruosa masa de tinta china que avanza hacia la arena, a pocos metros de las casas. […] Una explosión de algas tóxicas. Y el agua es tan negra porque contiene una enorme cantidad de bacterias. […] Su abundancia es tal, que, cuando sopla el viento en la superficie, las olas arrojan minúsculas gotitas al aire, y finalmente llegan a tierra”(3). Tan solo será cuestión de tiempo hasta que los delicados y esplendidos habitantes de la costa sufrirán en las 12 horas siguientes ataques de asma poniendo fin a tan dorado exilio vital.
La rana mueve un ojo. Y su pata
se pliega verde e histérica.
La cánula que lleva el oxigeno hasta su sueño.
estalla presa de hambre y fin.(4)
(1,2,3)El País Semanal, autor Luís Miguel Ariza.
(4)Poesía maldita Juan re-crivello
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