No comenzare por confesar que me gustan las mujeres, como lo realizaría hace unos días, Alfonso Guerra, ex vicepresidente de España, me parece hasta estúpido esta confesión previa para opinar si uno esta en desacuerdo. La igualdad es una grosería que alimentan las feministas para su discurso de timidez ante el espectáculo machista. No hay mejor solución, frente a la desigualdad que la diferencia competitiva, es la que garantiza el crecimiento sano y vigoroso.
Pero si Vd. me permite consideremos otros aspectos. Deberíamos pensar que para las mujeres maltratadas deben existir un cierto tipo de ayudas, pero no preferencias tales como la que propone la Consejería
en Baleares, a saber, que las mujeres maltratadas tengan preferencia al asignar los empleos públicos, mientras para los sicarios que pegan esta la policía o como considera Walter Riso:
“Yo diría que el amor enfermizo en todas sus manifestaciones es un problema de salud publica al que hay que poner coto”(2)
El otro día, en diferentes reuniones, pedí a alumnos de 5/6 de primaria, de diferentes colegios, que levantaran la mano, si alguien pegaba en su clase. La respuesta surgió de parte de los varones y todos señalaban un mínimo de tres por clase. Mi segunda pregunta fue como planteaban su defensa. Un silencio incomodo, me obligo a acercarme a uno por uno. Muy pocos respondían con agresiones físicas, la mayoría lo resolvía con un: me chivo a la profe. La violencia en la primaria esta entre los varones muy extendida. En esta realidad, las mediadoras son el 80 por ciento del colectivo de mujeres adultas que son profesoras. Nos enfrentamos por lo tanto a un hostigado, un hostigador ambos del ámbito masculino y un mediador femenino. Interesante aspecto que no aparece en las teorías de la igualdad. ¿Deberíamos inferir que los maltratadores estan en potencia, en los grupos de primaria, en la niñez y realizan su aprendizaje dentro del mundo masculino?. Walter Riso sostiene que “la prevención debe empezar en los colegios”(1). Pero también nos aconseja que debamos decir a los niños “que son dignos, que su autorrealización es fundamental, que el amor no lo justifica todo, que hay cosas que se hacen por amor, que son estúpidas -por ejemplo, el aguantar el maltrato*-, y que su autonomía es importante. Hace poco, una alumna de 12 años de padres divorciados, me enseño la publicación de su cole, allí aparecían dibujos y textos, al leer el suyo decía “soy feliz cuando no me pega mi padre y puedo irme de paseo con mi hermano y mi madre”.
Otro aspecto es el ámbito privado donde la pareja negocia entre amor y reproducción la gestión de la limpieza, comida, etc. Aquí la doble tarea de la mujer es una carga que aun el colectivo masculino no esta preparado para equilibrar. Pero este ámbito