Mi prima Guillermina me explicaba hace unos días, que yendo de paseo había visto en una esquina una “vendedora de carne”. Una genuflexión de mi parte, hizo que ella aclarase el eufemismo: “una prostituta”
A partir de aquí deberíamos decir que el terreno esta plagado de minas. Si uno se retira no dejara de entrar en el magma de la sexualidad masculina, que cede terreno ante un comportamiento rechazado socialmente. Pero si continua, aparecen voces que le pueden poner en un aprieto.
“Mi primer contacto con una prostituta fue en un barrio desagradable. Al final de la calle con un amigo y unos dólares. Primero entraría él, luego me tocaría, poner mis músculos degradados y tensos en marcha. Era un cuartucho feo y triste. Solo recuerdo que desde donde estaba estirado, veía la el poster de un cantante romántico”.
“Sandro(1) me miraba con sus labios carnosos y despreocupado, era mi alter ego. Era testigo del contacto entre una profesional y un recién llegado a la sexualidad”
Los masculinos, vemos esta actividad como una extensión de nuestra autoestima, es decir:
me masturbo, gatillo o dejo el semen por un dólar.
Pero la sociedad nos mira de reojo, y tolera cada vez menos este intercambio. Muchos aducen que dichas mujeres son explotadas por las mafias. Pero, me temo que si lograran desaparecer, seguirían existiendo las necesidades de los señores del gatillo. ¿Pueden los hombres superar a sus genes?. Ellos nos dictan una constante repetición del orgasmo, ¿para saber si somos?, o, para asegurar la reproducción de la especie, o la continuidad de este lio fenomenal.
Algunos romperán en una critica: “Un nuevo defensor del gatillo”.
Diremos que las nuevas generaciones pueden elegir entre autoerotismo y compartir, obviando la visita a la madame.
(1)Sandro: Nació el 19 de agosto de 1945 en la Ciudad de Buenos Aires pero se crió en Valentín Alsina (Lanús, Buenos Aires).
Es uno de los fundadores del rock en español. Publicó 52 álbumes originales y vendió 8 millones de copias, aunque hay fuentes que elevan hasta 22 millones.[1] Algunos de sus éxitos son "Dame fuego", "Rosa, Rosa", "Quiero llenarme de ti", "Penumbras", "Porque yo te amo", "Así", "Ese es mi amigo el puma", "Tengo", "Trigal", "Una muchacha y una guitarra". Su tema "Rosa, Rosa" vendió en su país natal casi 2 millones de discos, siendo su obra más famosa. Su tema "Tengo" ha sido considerado el Nº 15 entre los 100 mejores temas de la historia del rock argentino, por la cadena MTV y la revista Rolling Stone.[2] Realizó 16 películas. Fue el primer latino en cantar en el Madison Square Garden. En 2005 recibió el Grammy Latino a la Trayectoria. Nació, se crió y vivió siempre en los suburbios industriales del sur de la Ciudad de Buenos Aires. Su abuelo paterno pertenecía al pueblo Rom y Sandro recogió esa herencia asumiendo el sobrenombre de Gitano.[3] http://es.wikipedia.org/wiki/Sandro_de_Am%C3%A9rica
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