¿Cualquiera?. Es tan simpatizante del olvido, que no deberíamos temer ante lo que podamos enfrentarnos. Si miramos, la plastilina se desgrana en nuestras manos, sin ser cauta. Sin ser temerosa ante el recuerdo.
Es de esa capa de antiguas obsesiones, cuando Ud. y yo nos enfrentamos al paso de los años.
Dicho descosido, de un raro ambiente del pasado. Nos vuelve. Una y otra vez. Y le miramos con fatiga. Con la intranquilidad que produce el desasosiego, del sumar años. De temer al frio de la soledad, de la vejez. Del látigo que escuece, en nuestro corazón: ora cubierto de rabia, ora pleno de fe, ora borracho de caramelo.
Dos
Cambia de chaqueta las veces que te apetezca. Cambia de tirita, y de herida. Cambia de marca de vino y de olfato. Vive a cuenta del prócer que mentía, y adivina, si aun queda, algo por jugar en tu recamara.
Tres
Mete los pies en las sandalias. Deja que la arena se mezcle. Con cada paso que des, se abrirá el melón, se cerrara el sonido del amigo. Camina con sangre, y barro. Y barro y sangre. Ya entumecido, ¡no decaigas!. La luna se ha tendido al lado del junco.
Si me exiges… entre ambos hay un cierto encanto.
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