_”Hace muchos años vine a este país sin una moneda de cinco centavos en el bolsillo. Hoy (…) tengo una moneda de cinco centavos en el bolsillo.”(1)
Entre ambos, una cualidad ha aparecido: he dejado un viejo matrimonio con otra sociedad en la que estaba a disgusto y he crecido, en una diferente que ha favorecido, mi desarrollo espiritual.
Ni cinco centavos más, ni cinco a préstamo. El ruido del tambor aún habla, cual siniestro de aquel hombre degollado; de su pan, de su vino. Nada brilla como el antiguo deseo. El antiguo reloj acorrala al tiempo y con ello marcha extraviada, la moneda que mencionamos al iniciar la aventura.
(1)Groucho Marx, Los Cuatro Cocos - 1929
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