¡Ha muerto Rucci(1)!
Me había quedado medio dormido, solo atine a preguntar a mi interlocutor: ¿Quién fue?. El ERP(2) o los Montos –me respondieron.
¡O sea que la izquierda se carga a un sindicalista de derechas!. Todo encaja –pensé. En días aciagos, el saber que los muertos de un bando u otro caen alineados con esmerada pulcritud, en el interior de nuestra metáfora mental, da tranquilidad, a pesar que el país hace aguas. Intente reconstruir el suceso:
“El sótano del Ministerio de Bienestar Social estaba lleno de armas. Allí recogimos algunas y nos montamos en un Falcon, el chofer nos llevo hasta nuestro objetivo. Íbamos a por un tipo no muy alto, de aspecto sencillo. Pero pez gordo. Debíamos matar al líder de la CGT. El burócrata-obrero mayor de los sindicatos, causaría un revuelo impresionante. Pero se lo cargaríamos a la cuenta de la guerrilla. Luego una bonita firma: AAA. Era el señuelo para nuestro próximo trabajo como venganza de este trabajo. Era fácil. El brujo lo decía. Solo iban a quedar los verdaderos. Aquellos que el General necesitaba para preparar su partida. Su mujer tendría las manos limpias para gobernar sin protestas”.
¿O el relato imaginario fue el siguiente?:
“Cogimos una Itaka. Ya sabíamos donde el tipo dormía. El trabajo había sido autorizado por la dirección. Los montos pondríamos encima de la mesa del Viejo, el cadáver de Rucci. Con ello estaría claro que nuestro poder y cualquier decisión futura, debía conseguir establecer que el Viejo no podía seguir enfrentado, a los verdaderos peronistas. El trabajo fue fácil. La prensa diría después que fueron 23 balazos. ¡Tal vez se nos fue la mano!. Pero era la venganza de lo de Ezeiza, y el fin de un traidor”.
Deberíamos convenir, que vinieran las balas de un sitio u otro, este jodido país se hundía en la miseria de las rencillas y… las tribus. Me fui hasta el teléfono, llame a un viejo amigo que trabajaba cerca del circulo intimo del General, su respuesta fue una forma de medir el descalabro vital del líder: “el asesinato de Rucci ha puesto al General de muy mal humor. No para de decir ¡Rucci no es traidor!. Estos que se dicen peronistas de izquierda están arruinando al movimiento”.
Fue al año siguiente, alrededor de la mitad de 1974, cuando Firmenich, uno de los destacados dirigentes de los Montoneros declararía en un almuerzo organizado por Graciela Daleo. Ante una pregunta: "Sí, fue un error. Nosotros creímos que tirándole al Viejo un fiambre sobre la mesa íbamos a poder negociar en mejores condiciones, y la historia nos demostró que no era así. Fue una decisión política equivocada". Para este destacado dirigente el asesinado era un fiambre y la decisión una política incorrecta.
Deberíamos suponer que si la dirigencia del movimiento pensaba de esta forma, y la derecha peronista fabricaba la Triple A –con su atentado oficial al senador Hipólito Solari Irigoyen el día 21 de noviembre de 1973. Solo nos quedaba imaginar, que el líder octogenario, como era su costumbre, ya no miraba su tira preferida, de los dibujos del Ratón Mickey.
Estábamos ante una democracia muerta.
El 1 de mayo de 1974, solo me/nos quedaba escuchar un diálogo de sordos, entre el padre de la futura Guerra Civil y sus súbditos, en la Plaza de Mayo, sede de las tradicionales reuniones peronistas:
"...Compañeros: hoy, hace veintiún años que en este mismo balcón y con un día luminoso como el de hoy, hablé por última vez a los trabajadores argentinos. Fue entonces cuando les recomendé que ajustasen sus organizaciones, porque venían días difíciles. No me equivoqué, ni en la apreciación de los días que venían ni en la calidad de la organización sindical, que a través de veinte años, pese a estos estúpidos que gritan.
Y la respuesta de los Montoneros en dicha reunión:
“¿Qué pasa, qué pasa, qué pasa General; que está lleno de gorilas el Gobierno Popular?
¡Se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical!”.
Al día siguiente encargue un billete para finales de año, en dirección a la Europa de los sueños.
(1) 25 de septiembre de 1973
(2)Acciones más significativas de dicha guerrilla, en el periodo de la acción del relato de Mother, en 1973/1974: “en febrero de 1973 la primera compañía organizada Decididos de Córdoba asaltó el Batallón 141 de Comunicaciones del ejército, en Córdoba, y lo tomó en una operación sin bajas de ningún lado; de allí se sustraen casi dos toneladas de armamento (74 FAL, 2 FAP, 112 pistolas, 2 ametralladoras MAG, 5 lanzagranadas, 600 proyectiles para fusil y demás municiones) , que servirán para las unidades que abrirían un frente rural en Tucumán. Esta acción fue dirigida por un joven cuadro militar, Juan Eliseo Ledesma y supervisada por el mismo Santucho.
Su segunda gran acción fue el asalto al Comando de Sanidad del ejército, en la Capital Federal y fue llevada adelante por la compañía José Luis Castrogiovanni. A pesar de que en 30 minutos ayudados por un soldado que revistaba en la unidad toman las guardias y copan las instalaciones (donde cargan 150 FAL y municiones), dos soldados conscriptos logran escapar y avisan a la policía, que rápidamente rodea las inmediaciones junto a un comando del ejército. Cinco horas más tarde los militares abren fuego y se libra un combate hasta que los guerrilleros se rinden. En aquella fracasada acción resultó muerto el coronel Hardoy, que se encontraba dentro de la unidad, y trece combatientes fueron detenidos y permanecerán presos hasta 1983. Como consecuencia de este acto el presidente Héctor José Cámpora emitió un decreto que ilegalizaba al ERP, el mismo día en que Perón ganaba las elecciones del 23 de septiembre de 1973.
La tercera gran acción fue realizada por 80 guerrilleros de la compañía Héroes de Trelew de Córdoba y fue el asalto de la guarnición militar de Azul, en la provincia de Buenos Aires el 19 de enero de 1974. El operativo fue dirigido por Enrique Gorriarán Merlo y Hugo Irurzun. En esa oportunidad lograron copar la Guardia Central, varios puestos de vigilancia y el Casino de Oficiales, pero encontraron una nutrida resistencia en la zona de Baterías y la Plaza de Armas. La lucha siguió hasta que Gorriarán Merlo decidió la retirada, pero por una falla en las comunicaciones 17 guerrilleros no recibieron la orden y quedaron atrapados en el cuartel. El coronel Arturo Gay, jefe del regimiento 10 de Caballería y su esposa fueron muertos delante de sus hijos y el coronel Ibarzábal, que cesó su resistencia ante la amenaza de los guerrilleros de asesinar a la familia de Gay, fue apresado sacado en un vehículo y asesinado luego de prolongado cautiverio en un centro clandestino de detención del ERP. El ERP sufrió la baja de 5 guerrilleros (dos de ellos capturados con vida fueron desaparecidos) y otros 12 combatientes fueron detenidos. Como consecuencia de esta acción el presidente Perón acusó de tolerancia culposa al gobernador de la provincia Oscar Bidegain (quien era apoyado por la Tendencia Revolucionaria del Peronismo), provocando que días más tarde éste renunciara a su cargo. El ataque tuvo tres claros propósitos: provocar a Perón para que se mostrara como defensor de las Fuerzas Armadas, demostrar a los trabajadores que el ERP no los traicionaba y era capaz de conducirlos en la revolución social, y conseguir armamento para la guerrilla rural.[cita requerida]
En 1973, el 15 de noviembre, el ERP copó una escuela primaria en la ciudad de Tucumán. El 29 en Córdoba, el ERP ocupó la escuela primaria "Alas Argentinas" En mayo de 1974 es detectada en Tucumán la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez, al mando del propio Santucho, quien entonces decidirá asaltar la localidad de Acheral para fines de mayo. El asalto fue un éxito, se copó el pueblo, se hizo una formación guerrillera e izamiento de la bandera del ERP.
La cuarta gran operación tenía por objeto ser una demostración de fuerza al atacar en simultáneo la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de la localidad de Villa María donde fue capturado el Coronel del Ejército, Argentino del Valle Larrabure y al Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada de Catamarca, en agosto de 1974; la primera acción fue realizada por la compañía Decididos de Córdoba, al mando de Juan Eliseo Ledesma y la segunda por la Compañía de Monte, comandada por Juan Manuel Carrizo y Hugo Irurzun (Capitán Santiago) . En la Fábrica Militar, el ERP ingresó con la ayuda del soldado conscripto Pettigiani que dominó la guardia aprovechando que estaba asignado a la fábrica y luego de una hora de combate logró el copamiento de la unidad, de donde retiró más de 100 FAL, 4 MAG, 60 pistolas ametralladoras PAM-M3A1, varios morteros, otras armas y municiones varias. En esa acción cayeron dos combatientes.
En Catamarca la operación fue un rotundo fracaso, pues la guerrilla fue descubierta antes del ataque y el mando del ERP ordenó la retirada el 10 de agosto. Mientras su Estado Mayor junto a Hugo Irurzun logra replegarse hacia el monte tucumano, el grueso de las fuerzas de la Compañía de Monte quedó en Catamarca, aislados en pequeños grupos, perseguidos por la policía. 9 guerrilleros fueron apresados y otros 19 escaparon y acamparon cerca de Capilla del Rosario. De este grupo, 5 militantes fueron detenidos en las primeras horas del 12 de agosto cuando salieron en reconocimiento del lugar y para buscar provisiones. En tanto un contingente policial se dirigió al campamento pero los guerrilleros lograron rechazarlos por lo cual intervino el Regimiento 17 con 60 soldados. Cercados en los cerros, los guerrilleros combaten contra el ejército durante 4 horas, hasta que al quedarse sin municiones deciden rendirse; después de la rendición, los soldados comenzaron a golpear a los prisioneros y luego los fusilaron, en lo que se dio en llamar la Masacre de Capilla del Rosario”.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Ej%C3%A9rcito_Revolucionario_del_Pueblo