El titulo es una metáfora de la sucesión de descalabros a que nos somete la crisis. Aumentan las deudas y se reducen los ingresos. En este despilfarro de creatividad para sobrevivir, los monos humanos se escaman para salir de aquel imaginario intercambio, en el cual determinadas veces, les deja en una situación de zozobra. Nadie desea ver sometida su inquietud al dictado de perecer.
Sin el billete milagroso, el cual nos empuja a vaciar estanterías. Pero quien se empecina en recordar, que es un producto de sentimientos, sensaciones e identidad. Luego, si se saborea el éxito, este le devuelve una pizca de sostenibilidad.
Nadie desespera por la iliquidez, todos buscan competir para argüir ante el cruel deceso de la sardina. Ante el fáustico pesebre carente de pan. No es posible vivir, sin aquel rastrillo que devuelve lingotes de brillante metal.
Y metidos en esta crisis de liquidez, la publicidad aumenta. Argumenta hasta el hastío una inefable canción: 2X1.
Donde Vd. saboreaba una pizza ahora le entregamos más.
O donde Vd. debía pagar un interés, ahora le reducimos el precio, para entregarle el atuendo en una mortaja limpia y segura.
¿Tal vez su precio se ha esfumado?. Vivimos la crisis de la liquidez, pero nos aseguran que tendremos nuestros bolsillos llenos. De áspid y
veneno. De sed surgida en la cabriola del gimnasio.
Nada esta verdad en el dinero que ofrecen los bancos. Nada y todo. Al devolverle, una pesada loza nos recuerda nuestra feliz noche… de ebria promesa consumidora.
Por si fuera poco, todo emigra. Las deudas. Los compromisos, el calzón de Maria, el peluquín de Joan o la fiebre de sexo del vecino amargado y triste por no poseer su mujer y soportar la negra fatalidad de la suegra.
¡Si señores/as!. Asumamos que la fiebre de liquidez debe ser superada por el ahorro. ¡Ay!. Tamaño disparate nos obliga a resurgir del lago llamado: ¿abstemio?. Y este es un pobre naufragio que no podemos soportar.
Ni siquiera, la vil clase media española.
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