by juan re-crivello
“Se lee en los Evangelios que el padre del cristianismo fue interrogado cierta vez por un “doctor de la ley” acerca de un criterio mediante el cual pudiese distinguir entre una interpretación verdadera y otra falsa de sus palabras. A lo cual Él replicó narrando la parábola del sacerdote y el levita quienes, al ver un hombre herido y desamparado, “siguieron de largo”, en tanto que el samaritano le vendó las heridas y procuró satisfacerle las necesidades materiales”. Fuente Karl Popper, pag 219, La Sociedad abierta y sus enemigos.
Ciertamente vivimos tiempos difíciles, en la cual el individualismo nos encierra en sucesivas capas para defendernos de la falta de trabajo, o de desamor, o de sueños truncados. Y triunfan los doctores de la ley. Tipos aseados, llenos de laca y gafas redondas que nos dicen que debemos echar aún más vinagre en nuestras mesas para luego merecer la ayuda del Banco Central europeo.
Pero estimados lectores, Europa en un continente lleno de deudas con su pasado, con millones de muertos, con recuerdos amargos y generaciones de ciudadanos que se han marchado en busca de nuevos sueños. Y, de repente el señor del traje aseado nos recuerda que debemos esforzarnos hasta que la llave del templo del poder y el dinero emita un papel moneda +1, o +2.
La máquina la dirige un pueblo culto y lleno de vida que teme a la inflación, a las bombas de la guerra, al salvaje retorno del descontrol monetario. Los latinos – ¿incluimos a los franceses? Suman 150 millones, poseen un PIB mayoritario, el mejor diseño, un savoir faire, y exportan significativamente, además de poseer grandes multinacionales… y asisten estupefactos a la solución europea en un drama en varios actos, donde el pueblo teutón se granjea la enemistad y lleva al Euro en dirección a ser su propia moneda, no la de todos.
Ante lo cual, si solucionamos nuestros problemas el primero en perder su liderazgo moral será Alemania y subsiguiente el Señor del traje aseado del BCE será despedido o traspasado al Bundesbank.