La espera se hace interminable. Observo -desde
este rincón, la esquina rasgada de una pared azul.
En el banco vecino, las termitas proliferan, hartas, en
una tarea repetida.
En una estación de tren, las maderas crujen. El
viento se acelera en la tarde. El paso de las maquinas de carbón
les entrelazan unas con otras.
Un olor a creolina y polvo de azufre fermenta esta sala.
Me han dicho que tu tren llegara ligero y rápido. O
terco y envuelto en la brisa. Mi instinto me dicta que
la vaina incrustada, blanca, activa, de tus ojos claros:
¡aparecerá antes que el pesado hierro de carbón y vértigo!.