Lo que era un misterio, luego se transformaría en una red. Allí donde millones de personas se quitarían la camiseta y su sudor, se esparceria sin consuelo, algunas veces por un equívoco o un intercambio. Con el transcurso del tiempo, se agregaría una inmensa colonia creando internet. Ahora esta red, está preparada para intercambiar la información entre cosas. Sera primero tímidamente. El chip de mi nevera –o la suya, le dirá al chip del servicio técnico que pierde gas y su rendimiento en frio está mermando. O las partes vitales del avión, antes de despegar hablaran con sus sistemas de control en tierra y este analizara dentro de un margen de error si esta OK. Luego, estas cosas podrán pensar –es decir tomar mayores decisiones por si solas. Y el sub-mundo creado, será una tela de araña que vibrara de espaldas a nuestras peticiones. ¡A nuestras jodidas peticiones humanas!. Pero un día alguien querrá desconectar una parte para castigarle, renovarle o dar de baja su productividad no-humana. Pero tendrá dudas y remordimientos. O el apetito eléctrico del soft le denunciará ante la red. Habremos llegado a una nueva civilización. La de las cosas con vida. O de la vida que se ha instalado en nuevos mundos virtuales. Amén.